¿Alguna vez ha mirado a su orquídea y ha sentido que forman un todo? Puede sonar un poco flotante, pero es una experiencia que sorprendentemente mucha gente reconoce. Las plantas que elegimos, cuidamos, admiramos o incluso perdemos a menudo reflejan algo de nosotros mismos. En este blog nos adentramos en el lado filosófico de nuestro vínculo con las orquídeas y en por qué estas mismas plantas a veces revelan más de nosotros de lo que creemos.
Orígenes del vínculo
La relación entre los seres humanos y las plantas es muy antigua. En muchas culturas, las plantas se consideraban símbolos de los atributos humanos. Pensemos en el loto para la pureza, el roble para la fuerza o la rosa para el amor. La orquídea recibió diferentes significados en distintas épocas y lugares: belleza, rareza, misterio... o incluso erotismo. Pero más allá de ese simbolismo, hay algo más profundo en juego. Algo de lo que te puedes dar cuenta tú mismo: algunas plantas son como una prolongación de ti mismo. Las eliges por una razón. Las eliges porque te conmueven: estética, emocional o incluso inconscientemente.

Proyectar una parte de ti mismo en tu planta
Usted elige una planta. ¿Y si esa planta también "elige" algo de ti? No literalmente, claro, sino en la forma en que usted la ve. Tal vez le guste una planta blanca Phalaenopsis porque buscas paz en tu vida. O puede que te atraiga una orquídea rara, de aspecto casi extraterrestre, como una Paphiopedilum, porque tú también piensas fuera de lo común. Tus preferencias dicen algo sobre tu carácter, tu estado de ánimo, tu estética... pero también sobre cómo te gusta verte a ti mismo.
Proyectamos emociones en nuestras plantas. Una planta de crecimiento lento puede frustrarte si tú mismo eres impaciente. Una planta que florece de repente cuando la creías "muerta" puede darte esperanzas en un periodo difícil. Y una planta enferma o en descomposición puede desencadenar algo inesperado: tristeza, culpa o simplemente resignación. Te conmueve, porque en algún lugar sientes que también se trata de ti.

La planta enferma y nuestra vulnerabilidad
¿Por qué a veces nos afecta tan profundamente que una planta tenga mal aspecto? Quizá porque vemos -consciente o inconscientemente- que nosotros también somos vulnerables. Las plantas enferman por falta de luz, por exceso de agua, por estrés, por desequilibrio. Igual que uno puede desequilibrarse por la presión del trabajo, la soledad o una pérdida. Una orquídea enferma a veces te enfrenta a tu propia fatiga, a tus propias grietas que preferirías no mostrar. Pero también te recuerda la recuperación: que quedarse quieto no es lo mismo que rendirse. Y que cuidar de uno mismo y de los demás requiere tiempo, atención y delicadeza.

¿Qué dice de ti tu orquídea favorita?
Puede que te gusten las orquídeas en miniatura. Quizá prefiera las híbridas de flor grande. O quizá sólo coleccione variedades naturales porque le encanta la pureza de la evolución. Cada una de estas preferencias dice algo sobre usted. Sobre su personalidad, su actitud ante la vida o su forma de ver las cosas.
¿Elige orquídeas con flores complejas? Tal vez busque el desafío y la estratificación.
¿Prefiere las variedades de floración fácil? Entonces quizá valore la regularidad, la seguridad o la "paz y tranquilidad".
¿Le gustan las especies raras y difíciles de encontrar? Tal vez usted también se sienta raro o anhele algo único en un mundo lleno de masas.
No hay bien ni mal. Sólo un espejo. Y a veces descubres más sobre ti mismo con sólo mirar bien a tu orquídea.

Las plantas como aliadas silenciosas
En un mundo que suele ser rápido, ruidoso y abrumador, el cuidado de las plantas ofrece algo especial. Es lento, atento, sensorial. Y te invita a estar quieto, no sólo con la vida de la planta, sino también con la tuya.
Así que cuando vuelva a pasar pronto por delante de su orquídea, mire con otros ojos. No sólo: "¿Cómo estás?". Sino también: "¿Qué dice de mí tu crecimiento, tu paz, tu floración?".