Cuando pensamos en "polinizadores", a menudo pensamos en abejas, mariposas o colibríes. Diminutas criaturas que, a menudo sin darse cuenta, desempeñan un papel indispensable en la supervivencia de las plantas. Pero, ¿se ha planteado alguna vez que usted, como ser humano, también es un polinizador? No con alas y granos de polen, sino con maletas, cajas, terrones y mercados digitales.

De las maletas a los viveros
Cada vez que envías una semilla, intercambias un esqueje o compras una orquídea a un cultivador, contribuyes a la propagación de las plantas. A veces conscientemente, porque le apasionan especies especiales. A veces inconscientemente, cuando traes una planta del extranjero sin saber que hay semillas o insectos en la tierra de la maceta. A escala mundial, el ser humano se ha convertido en uno de los más poderosos difusores de plantas. Gracias al comercio, los jardines botánicos y los cultivadores aficionados, hoy crecen especies donde nunca se habrían dado de forma natural.

¿Buenas o malas?
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿es algo positivo o algo de lo que preocuparse? La respuesta (como ocurre a menudo en la naturaleza) no es blanca o negra. Por un lado, garantizamos la supervivencia de especies en peligro. Pensemos en las raras orquídeas que casi han desaparecido en estado salvaje, pero que se conservan gracias a aficionados y criadores. Los jardines botánicos desempeñan un papel importante en este sentido. No sólo son un festín para la vista, sino también refugios seguros para la diversidad genética.
Por otro lado, la propagación humana también puede ser perjudicial. Algunas plantas se comportan de forma invasora cuando llegan a nuevos lugares. Desplazan a la flora autóctona, alteran los ecosistemas y perturban las cadenas alimentarias existentes. Las enfermedades y las plagas también viajan con ellas, a menudo sin que nos demos cuenta.

Usted como polinizador moderno
Como amante de las plantas, puedes desempeñar tu papel de "polinizador moderno" de forma responsable. He aquí algunas formas de hacerlo:
Conoce el origen de tus plantas
Compra a cultivadores que sean transparentes sobre la procedencia de sus plantas y no comercien con plantas silvestres.
Tenga cuidado al intercambiarlas o traerlas del extranjero
Infórmate sobre la normativa y los riesgos, también con vistas a la propagación de enfermedades.
Cultivar cuidando la naturaleza
No transmitas plantas que puedan ser invasoras en tu región, y comparte tus conocimientos sobre las especies que merecen mayor protección.
Apoya los jardines botánicos y los proyectos educativos
Desempeñan un papel clave en la conservación de la biodiversidad, además de informar al público.

Una tarea con futuro
Puede que no seamos polinizadores con alas, pero tenemos una responsabilidad única. En un mundo en el que la biodiversidad está bajo presión, los seres humanos no podemos limitarnos a hacer daño. También podemos proteger, preservar y transmitir. Tomando decisiones conscientes, puedes contribuir a un mundo en el que sigan existiendo plantas especiales. No sólo en papel, en archivos científicos, sino vivas, creciendo, Floreciendo.
Y eso es quizá lo mejor de nuestro papel como polinizadores: la capacidad de llevar la vida adelante, si lo haces bien.