Las plantas de interior aportan vida y ambiente a su hogar. Sin embargo, de repente puede notar que aparecen hojas amarillas, marrones o rizadas. ¿Qué significa esto? Y lo que es más importante, ¿qué puede hacer al respecto? En este blog leerá sobre las causas más comunes y obtendrá consejos prácticos para que su planta vuelva a estar sana.
Hojas amarillas
Las hojas amarillas pueden tener diferentes causas, dependiendo de la especie y las condiciones de la planta. Las causas más comunes son:
Demasiada agua
En muchas plantas de interior, las hojas amarillas son una señal de podredumbre de la raíz causada por un suelo demasiado húmedo. Las raíces ya no pueden absorber oxígeno.
Poca luz
Especialmente las plantas a las que les gusta mucho el sol pueden amarillear sus hojas si están demasiado oscuras.
Deficiencia nutricional
La falta de nutrientes clave, como el nitrógeno, puede provocar una decoloración amarilla.
Proceso natural de envejecimiento
A veces, las hojas más viejas simplemente se decoloran al dar paso a un nuevo crecimiento. Esto es normal, sobre todo si sólo se ven afectadas las hojas inferiores.
¿Qué se puede hacer?
En primer lugar, compruebe que la tierra de la maceta no esté demasiado húmeda. Deje que la tierra se seque casi por completo entre riego y riego. ¿Está oscura la planta? Acérquela a una ventana. En caso de carencia de nutrientes, puede optar por un alimento para plantas suave y adecuado.
Hojas marrones o bordes marrones
Las hojas marrones o los bordes marrones de las hojas parecen alarmantes, pero de nuevo hay varias causas posibles:
Demasiada poca agua
Con la deshidratación, las células de la hoja se encogen, provocando manchas marrones.
Aire demasiado seco
Especialmente en invierno, cuando la calefacción está encendida, el aire interior suele ser demasiado seco para las plantas tropicales.
Quemaduras causadas por la luz solar
Un sol intenso puede quemar literalmente las hojas, sobre todo en especies que prefieren la semisombra.
Acumulación de sal
El exceso de abono puede dejar sales en el suelo, causando daños en las raíces y los márgenes de las hojas.
¿Qué se puede hacer?
Palpe la tierra de la maceta con regularidad y ajuste el riego en consecuencia. Aumente la humedad con un humidificador o pulverizando. Evite la luz solar directa si la planta no la tolera. Enjuague la tierra de la maceta de vez en cuando con agua desmineralizada para eliminar las sales acumuladas.
Hojas rizadas
Las hojas que se enrollan, rizan o deforman suelen ser un signo de que la planta está sufriendo estrés:
Escasez o exceso de agua
Tanto la sequía como la podredumbre de las raíces pueden hacer que las hojas se enrollen.
Demasiada luz solar directa
Algunas plantas se protegen de la deshidratación enroscando las hojas cuando les da la luz.
Plagas
Pulgones, trips o arañas rojas pueden dañar las células de las hojas, deformándolas.
Fluctuaciones de temperatura
A las plantas no les gusta el frío repentino ni las corrientes de aire. Esto puede causarles estrés, visible en forma de hojas rizadas.
¿Qué se puede hacer?
Controle el riego y ajústelo en consecuencia. Proteja la planta de la luz solar intensa si es necesario. Inspeccione cuidadosamente las hojas en busca de plagas y, si están infestadas, trátelas con un plaguicida biológico o químico adecuado. Mantenga estable la temperatura ambiente y evite las corrientes de aire.
Para concluir
Los problemas en las hojas suelen ser la forma que tiene la planta de indicar que algo va mal. Observando atentamente y descartando las causas paso a paso, en muchos casos podrás restablecer la salud de tu planta. La paciencia y la atención son la clave.
