Ya conocemos los patéticos anuncios con monos y otros animales que pierden su hábitat. "Dona ahora", dicen de paso. Pero se presta poca atención a la flora vulnerable y los ejemplos concretos son escasos. Sin embargo, una de nuestras queridas plantas de interior está en peligro extremo debido a la deforestación en los trópicos. He aquí cuatro ejemplos en los que la deforestación está haciendo desaparecer los hábitats de las orquídeas.
1. Pérdida de árboles y sombra
Gran parte de las orquídeas crecen en árboles y necesitan sombra. Este tipo de orquídeas se denominan epífitas. Cuando se talan los árboles, estas plantas pierden su hábitat natural y la sombra que la orquídea necesitaba para sobrevivir. De hecho, bajo la luz directa del sol, muchas orquídeas se queman.
2. Cambio climático local
En los bosques tropicales, los proyectos de deforestación modifican a veces el microclima. La temperatura suele aumentar localmente debido a la mayor insolación, la humedad desciende y el viento puede hacerse más fuerte debido a los espacios abiertos que se han creado. Las orquídeas son organismos frágiles que llevan años adaptándose a las condiciones climáticas específicas de un entorno tropical concreto. La deforestación puede alterar drásticamente estas relaciones climáticas, reduciendo las posibilidades de supervivencia de las especies de orquídeas en esa zona.
3. Pérdida de conexiones simbióticas
La deforestación provoca cambios en la calidad del suelo. Muchas orquídeas necesitan hongos específicos en el suelo para absorber nutrientes. La deforestación puede destruir estos hongos y dificultar el crecimiento y la reproducción de las orquídeas.
4. Separación de hábitats
La fragmentación de los ecosistemas suele ser una consecuencia directa de la deforestación. Las parcelas de bosque que quedan quedan aisladas, lo que limita las oportunidades de dispersión de las orquídeas y reduce la diversidad genética de las poblaciones.
En resumen, la deforestación elimina los complejos ecosistemas arbóreos en los que se encuentran las orquídeas. Esto reduce drásticamente su hábitat y sus posibilidades de supervivencia.